¿Dietas estrictas o cambio de hábitos?
Si bien, la real academia de la lengua española, define dieta como “ conjunto de sustancias que regularmente se ingieren como alimentos”, cuando nosotros escuchamos la palabra dieta, automáticamente nos trasladamos a un escenario restrictivo, comenzamos a imaginarnos todos aquellos alimentos (y más) que no podremos comer, empezamos a recordar todas las dietas “milagrosas” que hemos intentado, se vienen a nuestra mente, todas las veces que hicimos dieta y pasamos hambre ¿y saben cuál es la parte más terrible de todos estos recuerdos? Que en ninguno de los anteriores logramos un cambio sostenible en el tiempo!
Desde mi experiencia como Nutricionista, la gran mayoría de las personas que han hecho algún tipo de dieta, han fracasado, en el sentido de que no ha sido un período agradable, no han podido mantener los kilos perdidos y algunos incluso, han visto afectada su salud.
La primera semana que comenzamos la “dieta”, vamos muy bien! Esperanzados en que esta vez sí resultará, vamos al supermercado/ferias, compramos alimentos que nos dijeron que podían funcionar, productos que visualmente se ven atractivos (por lo general, productos light) e incluso, compramos alimentos que sabemos que no nos gustan!!, pero los compramos porque al amigo de un amigo le hizo bien.
La segunda semana, ya no tenemos la misma emoción, pero seguimos intentándolo, porque esta vez sí resultará.
La tercera semana, esos productos que compramos casi obligados, ya no nos resultan tan atractivos, nuestro humor ha cambiado y comenzamos a dudar si realmente esta vez funcionará …
Ya queda poco para cumplir 1 mes “de dieta”, hemos tenido algunas caídas y nos hemos sentido culpable por esto, pero seguimos “aguantando” porque esta vez sí resultará. Para comprobar cómo vamos, nos pesamos en la balanza de la casa y nos damos cuenta que sólo hemos bajado 300 grs … ¿pero cómo? Si estamos a dieta!
Nos toca ir al supermercado nuevamente, comenzamos las compras y se vienen a la mente todos esos alimentos que hemos dejado de lado de manera radical, comenzamos a recordar todo lo que comíamos, las juntas con amigos que hemos rechazado y en general, lo mal que lo hemos pasado en este mes haciendo “dieta”. Y sin darnos cuenta, en el carro ya hay 5 de los 6 productos que habíamos dejado de consumir totalmente y aparecen los pensamientos “He gastado plata en alimentos que no me gustan, he pasado hambre y he bajado sólo 300grs” aaaaaa, mejor no hago nada. Y así, ha vuelto a fracasar un intento más de “dieta”…
Ahora, yo como Nutricionista me pregunto ¿Por qué nos tratamos tan mal? ¿En qué momento se asoció el pasar hambre con bajar de peso? Si para lograr nuestros objetivos nutricionales, se necesita algo mucho más práctico, que es tener una alimentación real, basada en nuestras costumbres, creencias, horarios, estilos de vida y emociones.
En resumen, para lograr nuestros objetivos nutricionales, debemos trabajar en cambiar nuestros hábitos, cambiar de manera progresiva, pero permanente, aquellas conductas que están dañando nuestra salud. Este cambio debe ser realista y para eso, debemos comenzar por ese mal hábito que más fácil nos resulte cambiar, por ejemplo, “cambiaré la bebida azucarada del almuerzo y la cena, por jugos en polvo bajos en azúcar” y así, de manera progresiva, partimos la primera semana. Luego, a la siguiente semana, comenzamos a utilizar las escaleras, para llegar a nuestra oficina que queda en el tercer piso y ya no ocupamos el ascensor. Ya llevamos 1 semana utilizando las escaleras y nos dimos cuenta que llegábamos con sed al tercer piso, así que comenzamos a llevarnos una botella con agua, y así, sin darnos cuenta, en un mes, ya incorporamos 3 nuevos y buenos hábitos y hemos hecho más cambios reales, que en todo nuestro historial de dietas.
Dejemos de utilizar la palabra “dieta”, que tan malos recuerdos nos trae y comencemos a ser realistas y sinceros e identifiquemos cuáles son los malos hábitos en los que puedo comenzar a trabajar.
¿Toma tiempo? Sí, toma tiempo, ¿es un proceso largo? Sí, es un proceso largo y como todo proceso, como todo cambio, va a requerir paciencia, disciplina y mucho, pero mucho amor propio.
Vamos a tener que comer hasta el último de nuestros días, no nos podemos enemistar con la comida.
APRENDER A COMER Y NO DEJAR DE COMER ES NUESTRO DEBER.
Nutricionista María Francisca Moraga M.
@nutricionistamariafranciscaiqq
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